Hay tanta distancia entre la obra del pintor y la de los que hablan de su trabajo que, en ocasiones, resulta inverosímil que lo que se comenta sea lo que está viendo el sufrido visitante de la muestra.
Uno de los asuntos traídos con frecuencia en las críticas es el de la inspiración, las musas que tocan con su mano de nieve la sensibilidad del artista, el cómo afloran los sentimientos más recónditos en ese momento en el que el artista se desconoce a sí mismo porque sus manos son movidas por una fuerza (a veces un elan) de la que desconoce el origen… y tantas cosas más.
Esta mañana he pasado unos libros al estudio y me he dedicado a manchar tres cartones a más velocidad de la habitual (que según algunos de mis amigos es un poco excesiva) con temas del Somontano de Huesca. No sé si andaba por ahí el tal elan, pero he trabajado bastante a gusto.
Opino que si la musa te pilla tomando cervezas en el bar lo tienes complicado. Lo que hace que los asuntos salgan adelante es, sin duda, el trabajo constante. Por eso nos va como nos va en el caso de la política…