En cierta ocasión me preguntaron, en una entrevista para la prensa, cuál era el pueblo que más me había gustado de los que se habían podido ver en los Rincones del Altoaragón. Llevaba un par de cientos publicados en las páginas del Heraldo desde el año 1979 (en el que apareció el primero, Alquézar, un día ocho de agosto) y sin pensarlo demasiado dije: Escanilla.No recuerdo la cara que me puso en entrevistador pero puedo imaginarla. Es probable que fuera la primera vez que oyera ese nombre. Hace unos días volví para reafirmarme en que pocos espacios me han parecido tan hermosos y equilibrados, ahora que la serie va hacia los quinientos dibujos, como la plaza de Escanilla. Disfrutamos un rato de la plaza, pero también de los horizontes que ofrece el pueblo. Este es uno de ellos con la inequívoca silueta de la Peña Montañesa y un Pirineo todavía rebosante de nieve.
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