Buenos días. Con frecuencia me encuentro revolviendo espacios –especialmente en el estudio– a la busca y captura de alguna imagen que necesito y que, en la nayoría de las ocasiones, no encuentro. Ayer, por ejemplo, buscaba el dibujo del castillo de Chiriveta (con el agravante de que la imagen mental que llevaba puesta era la torre de Pilzán, lo que complicaba bastante el asunto) y tuve que recurrir a la colección de recortes del Heraldo para encontrar esa torre desmochada –al menos en el momento del dibujo, 1986–

Pero en el trasiego de carpetas de todo tipo y color, me topé con un dibujo que había 0lvidado por completo, de cuyo original ignoro el paradero, pero que formó parte de una de las carpetas de dibujos que Lorenzo Acín me pidió para usar como obsequio para sus clientes en el Sotón. Es una catedral que mezcla la realidad con los recuerdos de mi infancia, apoyado el dibujo, supongo, en alguna fotografía antigua. La búsqueda acabó resultando útil en este caso.

catedral1990   Las carpetas, por cierto, presentaban en la cubierta uno de los dibujos de los que en ese momento estaba más satisfecho: una vista del restaurante en el que tantos buenos ratos pasé con uno de esos amigos que se han ido yendo demasiado pronto.

Sotón1990