El 11 de enero de 1987 se publicaba uno de los últimos dibujos que no iban a pasar a la lista de los Rincones del Alto Aragón. Se trataba de una de las calles de Huesca que más veces he representado desde que, en los años sesenta, acompañando a mi padre por los recovecos de Ayuntamiento, descubrí un óleo de Beulas en uno de los despachos municipales. Se trataba de una calle de Palacio tomada desde las escaleretas. Entonado en grises de arriba abajo (lección primera y principal del querido maestro) me impactó lo suficiente como para tomar ese espacio como tema de mis dibujos y pinturas. Pero lo hice, en más de una ocasión, situándome en la calle Desengaño (adecuado nombre sin duda para alguno de los primeros resultados), en el arranque de la costanilla. Con este resultado.