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La Pardina.  Estaba equivocado el comentario que apareció con este dibujo. Coloco el que corresponde desde el cuaderno de viaje de mi hermano Julio. 

CUADERNO DE VIAJE

El Soto y La Pardina, aldeas de El Pueyo de Araguás

JULIO ALVIRA BANZO

Esta aldea la he visto escrita como El Soto y Soto. En la placa que luce en una de sus fachadas está escrita la segunda posibilidad y en el Nomenclátor de 1860 figura la segunda. Estamos en el municipio de El Pueyo de Araguás. Llegamos por el mismo camino que desde Aínsa lleva a esta localidad, tomando el desvío señalizado que nos deja en el primer destino de hoy.

Sus casas se ordenan en torno a una calle empedrada. Al lado del pueblo hay naves ganaderas. Dos familias componen el censo de esta población. Me informa una de sus vecinas, que salía de su casa cuando llegaba por la calle de San Silvestre. Es la única placa que luce, junto a la citada del nombre y junto a un reloj de sol. Este santo era patrono de la localidad, indica esta vecina, y la fiesta era el 31 de diciembre. Se decía –según me explica sonriente esta persona- que la fiesta de El Soto era la más importante de la zona porque empezaba un año y acababa al siguiente. Aunque parezca que siempre es buen tiempo para fiestas, no debe ser así y en El Soto se cambió al 18 de septiembre, San José de Cupertino, titular de la pequeña capilla que hay en un extremo de la población.

¿No le han ladrado los perros?, me pregunta y se extraña cuando le digo que no. Ladran a los que vienen de fuera, me comenta, aunque no muerde, Si acaso, alguna perra que estuviera criando y pensara que peligraba su camada. Curiosamente, me ladraron cuando me iba.

Le pregunto si hay fuente en el pueblo. Deja los dos pozales que llevaba en la mano y camina calle arriba a buen paso. Llegamos enseguida. Junto a un pequeño arroyo está el lavadero, aunque ahora quede bajo tierra. Hace años que no se usa y la Naturaleza recupera su espacio. Un poco más arriba está la fuente. Me explica la vecina que el agua se tomaba de la parte baja, como si fuera un pozo. Había allí siempre un pozal de zinc, ¿sabe el zinc, como el aluminio pero oxidable? Y se echaba en los recipientes que llevaban los vecinos. Así no se ensuciaban estos con el barro o lo que fuera.

Luego, de vuelta, sube a la izquierda y nos acercamos a otro rincón interesante de El Soto. Curiosamente, la capilla, la herrería y el cementerio forman un bloque compacto. En el oratorio, dedicado a San José de Cupertino, un santo italiano del siglo XVII cuya festividad se celebra el 18 de septiembre, hay serrín en el suelo. Es que en la última ceremonia que hubo aquí el suelo estaba mojado porque se había filtrado agua por un lateral, se disculpa mi informante.

En el otro extremo está el camposanto. Mire la puerta, me señala la señora. Hubo un concurso de fotos y esta puerta tuvo un premio. Es de madera, con una cruz del mismo material en su parte central. La herrería está entre la capilla y el cementerio. Aquí se ha parado el tiempo y el recuerdo de los trabajos que aquí se realizaban, narrados por esta persona de Soto, le devuelve la actividad aunque solamente sea con la imaginación.

Regresa a su casa, coge los dos pozales y vuelve a su actividad cotidiana, tras el breve paréntesis de guía turística que ha desempeñado para un turista que ha llegado desde Huesca. Ha tenido el detalle de no preguntarme por la peatonalización del Coso.

De regreso al camino asfaltado por el que henos llegado a Soto seguimos viaje a La Pardina, nuestro segundo destino de hoy y en el mismo municipio. El caserío es más breve que en El Soto. Se compone de una casa de grandes dimensiones con portada adovelada y escudo de armas en la dovela central. En un extremo, junto a un edificio que serviría para almacenes y corrales, hay una prensa de vino.

Completa el conjunto de La Pardina una capilla de pequeñas dimensiones que, según el inventario de bienes inmuebles, www.sipca.es, es obra del siglo XVIII. En este inventario se indica que está dedicada a San José. Cerca del conjunto de La Pardina, y seguramente dándole la utilidad actual, hay una nave ganadera. Un edificio auxiliar con la cubierta de lajas de piedra une la actualidad con la tradición.