No siempre es tan sencillo como tomar una acuarela de capó e interpretarla en un formato mayor tomando como procedimiento el óleo sobre tela. El verano pasado, a finales de julio, subió al caballete una tela de dos metros por uno  para trabajar una acuarela que había tomado unos días antes en  Cambrills, en el cuaderno de viaje. El tema era muy escueto y la primera mancha quedó sobre los caballetes durante tiempo. Cuando estuvo en el estudio Inma Cerezo y nos hicieron unas cuantas fotos, trabajando mano a mano, para que una de ellas sirviera para iluminar el pasado agosto en el calendario de ATADES, aparecía como telón de fondo.

sombrillamarilla1   Cuando bajó de los caballetes la tela se apiló con otras de igual tamaño en un rincón del estudio hasta esta mañana. A la hora de retomar el asunto me ha venido a la mente una acuarela que tracé este verano en Castelldefels, desde un banco del paseo. Se acercaba una tormenta que resultó finalmente de cierta solemnidad, y el contraluz de las dunas y la escasa vegetación me pareció interesante.

castefa   La mezcla de esas dos notas ha producido, de momento,  este cambio en la tela. Tres horas de trabajo al final de las que me he quedado bastante a gusto, incluso sabiendo que es probable que casi nada de lo que ahora se ve, será lo que quedará en la superficie de la imagen. Incluso cabría la posibilidad de que acabe siendo un paisaje viajado… pero de momento esto es lo que hay.

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A mí me ha dejado algo cansado. Voy notando el paso de los años…