La mayor parte de las cosas que aprendemos en esta vida, desde el minuto cero, tienen su fundamento en la copia y en la repetición. Los modos, el lenguaje, los errores… por eso me parece bastante estúpida la defensa de una originalidad a prueba de crítico a la hora de expresarse mediante cualquiera de los lenguajes artísticos.
Aunque reconozco que es lo que hay y que epatar al personal parece haberse convertido en el único camino para lograr el reconocimiento artístico, sigo prefiriendo el sistema de la copia y el error para el aprendizaje del lenguaje de las imágenes. Ahora vuelvo a intentarlo y lo hago retomando el momento en que tuve que dejar de aprender la pintura para dedicarme a enseñar lo que podía. Por eso he vuelto a la copia y a Goya, en el momento en que lo dejé en los setenta: los desastres.