Revolver papeles, en un nuevo e inútil intento de ordenarlos, te puede producir efectos secundarios agradables. Me ha pasado esta mañana con unas carpetas con documentación para una de las reuniones de uno de los grupos que desde hace años ha pretendido esclarecer la situación y el futuro de los estudios universitarios en Huesca : el bautizado con el categórico nombre de Patronato del Estudio General. Que como apelativo, desde luego, queda de pistón.

A lo largo de los últimos treinta años he asistido regularmente a las irregulares reuniones del Patronato (irregulares solo si atendemos a la frecuencia, claro) primero como invitado en mi condición de director de la Escuela Universitaria de Magisterio y los últimos dieciocho como miembro del Patronato dado que dirijo el Instituto de Estudios Altoaragoneses desde enero de 2000.  En esa carpeta ha aparecido un dibujo para el que tomé como tema el castillo de Montearagón, tan de moda él en los últimos tiempos, que pasará a engrosar el contenido de la serie que bauticé hace años con el nombre de Dibujos en reunión. Juntas de Gobierno de la Universidad, patronatos varios, Comisiones de patrimonio provincial, Academias de San Luis… en ocasiones no he tenido más remedio que ponerme a hacer rayetas para conseguir un mínimo de concentración… Muchos de esos dibujos, sobre todo los retratos ya no los tengo en el estudio. Pero sí la mayoría de los paisajes trazados sobre folios o sobre otros soportes: bandejas de pastas o canapés, sobres de convocatorias, papeletas de voto del claustro…

Hoy se suma a la serie este castillo que cada vez responde menos a la jota Ruinas de Montearagón, como dice Magda.